PASTRO JEAN CARLOS RAMIREZ EMERY

                                                CONOCIENDO A DIOS”

 

Muchas personas culpan a Dios por las maldiciones que tocan sus vidas o la de otros, como. enfermedades, pobreza, muerte. Y esto no proviene de Dios.

La Biblia habla de una condición para que las bendiciones de Dios lleguen a nuestra vida, y esta condición es la obediencia a la Palabra de Dios. Pero las personas perecen por falta de conocimiento (Oseas 4:6), el conocimiento de conocer a Dios. 

Si usted hace su parte, Dios hará la de ÉL, como dice Deuteronomio 28:1 "Acontecerá que si oyeres atentamente la voz de Jehová tu Dios, para guardar y poner por obra todos sus mandamientos que yo te prescribo hoy, también Jehová tu Dios te exaltará sobre todas las naciones de la tierra. Y vendrán sobre ti todas estas bendiciones, y te alcanzarán, si oyeres la voz de Jehová tu Dios" Entonces ¿Cuando vendrán estas bendiciones? la Palabra es clara a este respecto, cuando oyeres y obedecieres. Es decir las bendiciones de Dios tienen una condición, y esta condición es la obediencia a su Palabra.

La Biblia dice luego en Deuteronomio 28:15 "Pero acontecerá, si no oyeres la voz de Jehová tu Dios, para no cumplir todos sus mandamientos y sus estatutos que yo te intimo hoy, que vendrán sobre ti todas estas maldiciones, y te alcanzarán", y continúa diciendo en el versículo 22 "Jehová te herirá de tisis, de fiebre, de inflamación y de ardo, con sequía con calamidad repentina y con añublo; y te perseguirán hasta que perezcas". Fíjese que la Biblia dice en este versículo Jehová te herirá, ¿esto quiere decir que Dios es el autor de la maldición?, de ninguna manera. Los escritos originales fueron escritos en hebreo y luego traducidos al griegos y posteriormente al latín, en la traducción original el verbo te herirá esta en permisivo es decir que Dios permite, pero no en el causativo mostrando que Dios es el causante de lo malo que sucede en nuestra vida. Basta con observar el versículo 15 para ver que no es Dios el causante de las maldiciones sino la desobediencia del hombre a su Palabra. Y así como las bendiciones vienen por la obediencia, así las maldiciones vienen por la desobediencia.

Hay personas que para justificar que Dios es el autor de las maldiciones usan el libro de Job, diciendo que fue Dios quien hirió a Job, pero esto es una absoluta mentira. Job 1: dice "            Porque decía Job: Quizás habrán pecado mis hijos, y habrán blasfemado contra Dios en sus corazones", el miedo llegó hasta Job, y el miedo es incredulidad que abre la puerta al pecado. Y Job dijo: " Jehová dio, Jehová quito", por ignorancia Job dijo esto no queriendo pedirle perdón al Señor por haber sentido miedo, como dice Job 3:25: "Porque el temor que me espantaba me ha venido, y me ha acontecido lo que temía". El miedo abre una puerta para destruir, porque el miedo es desobediencia. Pero luego él recapacitó y se arrepintió diciendo de oídas te había oído, mas ahora mis ojos te ven "; Job no conocía realmente a Dios por eso dijo esto. Entonces ¿quien hirió a Job?, la respuesta esta en el mismo libro de Job en el capitulo 2:7 "Entonces salió Satanás de la presencia de Jehová, e hirió a Job...".

La humildad de Dios viene de dentro cuando nacemos de nuevo. La humildad no viene de alguna prueba que Dios haya puesto en su vida, porque Dios no tienta a nadie y tampoco puede ser tentado por nadie (Santiago 1.13).

Romanos 8:28: "Y sabemos que a los que aman a Dios, todas los cosas les ayudan a bien...". Dios es el autor de la vida y no de la muerte, entonces no podemos culpar a Dios cuando nos sobrevenga la maldición, sino debemos examinar nuestras vidas para detectar que es lo que no estamos haciendo bien. Entonces ¿Cual es la ayuda que da el Señor?, la respuesta esta en Santiago 1:17 "Toda buena dadiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay mudanzas, ni sombra de variación". Toda ayuda, toda dádiva que viene de Dios es Bendición.

Los hijos de Dios no deben vivir en la práctica del pecado, pero si pecáramos como dice Juan 2:1: "Si alguno hubiere pecado, abogado tenemos a Jesucristo el justo". Ejemplo tenemos en Job 42:6 quien dice: "Por tanto me arrepiento en polvo y cenizas". Siguiendo con la idea anterior podemos entender de este texto que Job se arrepintió porque tenia pecado, por eso pide perdón; pero más adelante en este mismo capítulo vemos el carácter de Dios benigno y misericordioso, Job 42:10 "Y quitó Jehová la aflicción de Job..." y en el 12: "Y bendijo Jehová el postrer estado de Job más que el primero...". Job pecó y le abrió una puerta a Satanás para que le robará todo lo que tenia, pero al arrepentirse delante de Dios, reconociendo su error, Dios le restauró todo y más aún aumento su prosperidad.

¿Diremos entonces que Dios es un Dios vengativo que se desquita con los hombres mandándoles enfermedades y toda especie de males porque no le obedecen?; por supuesto que no, el apóstol Juan en 1Juan 1:5 lo declara muy claro diciendo: "...Dios es luz, y no hay ninguna tiniebla en Él". Pero el príncipe de este mundo cegó el entendimiento de los incrédulos para que no conozcan a Dios y sean esclavos de sus propios pensamientos, y no vengan al conocimiento de la verdad y sean libres. Pero gloria a Dios que Él mando su Palabra para libertarnos, como dice Juan 8.32 "Y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres".

Dios es integro y por su integridad Él no puede ir contra el mismo o contra su Palabra. Él no es el causante de la enfermedad, sino el autor de la sanidad, porque si Dios sana ¿Cómo puede también enfermar?.  Jesús estuvo entre los hombres haciendo la voluntad del Padre, como lo señala: Hechos 10: 38 "Como Dios ungió con el Espíritu Santo y con poder a Jesús de Nazaret, y como este anduvo haciendo bienes y sanando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él". Si Dios es el autor de la enfermedad Jesús era un hijo rebelde que se oponía a la voluntad del Padre deshaciendo todo lo que el Padre hacia, es decir, Dios enfermaba y el sanaba. Pero esto no es así, Dios no se contradice, el es un Dios fiel que camina de acuerdo a sus dichos.